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Mostrando entradas de agosto, 2013

No mataras a tu jefe

Otra vez esa puta sala de reuniones. En lo que iba del mes ya lo habían llamado 3 veces y nunca para escuchar buenas noticias. Notaba en su mirada el tono de la comunicación y sabia solo por sus gestos que lo que le iba a decir no era nada bueno. Solía acercarse por un costado cuando estaba en plena concentración y sin mirarlo a los ojos le pedía que se acercara a la oficina. Como si esquivar la mirada hiciera más fácil lo que iba a decir. Casi como si no se hiciera cargo de nada. Claro que en realidad se trataba de una sala de reuniones común y corriente pero que ya prácticamente se había convertido en la oficina de un jefe déspota y autoritario. Despegarse de la silla y recorrer los diez o doce metros hasta la sala parecía ser la tarea más difícil de todas. Como si se tratara del corredor de la muerte donde los presos pasan antes de llegar a la cámara de inyección letal, iba caminando con la cabeza agachada, los hombros caídos y desganado. Los valores de la compañía estampados p