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Mostrando entradas de julio, 2013

Solo

Solo. Muy solo. Eternamente solo. Solo en mi destino. Solo en mi emociones. Solo en mis elecciones. Solo en mi vida. Solo en mis acciones. Solo en mis creencias. Solo en mis ideales. Solo en mis convicciones. Solo en la compañía. Solo en los amores. Solo en el mundo. Solo en el universo. Solo con mis palabras. Solo con sensaciones. Solo en el pasado, en el presente y en el futuro. Infinitamente solo.  Solo en la culpa. Solo en la angustia. Solo en la tristeza. Solo en la desidia. Solo en el tedio. Solo en la alegría. Solo con una sonrisa. Solo con ganas. Solo en el silencio. Solo en la oscuridad. Solo en la mente. Solo en el corazón. Solo en la soledad.

Citando a Maggie.

Tomo prestada una cita del monologo de Maggie van Gelderen: "Alguien me dijo alguna vez que hay ciertas personas que cuando mueren se quedan en este mundo. Sobre todo aquellas personas que se fueron antes de tiempo. Se convierten en fantasmas que deambulan por la tierra, atrapados y no pueden seguir adelante. Están en un limbo eterno. Pero no. Los fantasmas son los muertos que no saben que están muertos y se quedan en la tierra porque, justamente, creen que están vivos. Por eso yo quiero creer que ella esta en un lugar donde todo es luz y alegría. Yo se que siempre va a estar conmigo porque una parte de ella esta en mi. Cada vez que me miro en el espejo veo su reflejo y mientras yo viva su recuerdo también." Gracias Maggie !!

Feel

No te asustes. Es mi aliento el que roza tu cuello. Es mi perfume el que siente tu nariz. Es mi dulce voz la que escuchan tus oídos y mis labios los que besan tus hombros. Son mis manos las que te sacan la remera y van recorriendo tu cuerpo. Son mis brazos los que te contienen y mi bello el que te eriza la piel. Es mi pecho el que sostiene tu espalda y mi vientre el que toca tus glúteos. Sentí el calor de mis manos que van bajando desde tus pezones hasta llegar al valle de la lujuria para izar la bandera del placer en el mástil de tu hermoso cuerpo. Sentí como se acelera el latido de tu corazón y tu respiración se va convirtiendo lentamente en un gemido. No te muevas. No te muevas si no es para darte vuelta, darme un beso, empujarme hacia la cama y hacer el amor indefinidamente. Quiero recorrer tu cuerpo con mi lengua hasta que quedes completamente extasiado. Quiero que nuestra transpiración inunde la habitación y la humedad haga crujir el piso de madera. Juguemos a amarnos casi hasta...

Los ojos del mal

Ya no queda nada. Ya no queda nada ni nadie. Ni un solo ser humano que sepa que me pasó. Los enterré a todos y con ellos enterré mi historia, mi dolor. Era una cálida tarde de invierno. De esas que confunden. El día estaba nublado, húmedo, triste. La brisa antecedía al huracán que iba a venir pero que finalmente solo fue una llovizna mediocre, lastimosa e insulsa. Él estaba parado frente al dressoir y yo sentado al borde de la cama. Sentía que me miraba de reojo por el espejo que estaba colgado en la pared. Hacia años que su mirada ya no era la misma pero esta vez había ido demasiado lejos. Esos ojos azules cristalinos como el mar calmo se habían transformado en un océano abierto en tiempos de tempestad. Ni el mejor de los nadadores podría haber escapado de aquel remolino que te tira hacia las profundidades hasta dejarte sin aire. Ni Ulises, que supo evitar el canto de las sirenas en su regreso a Itaca podría haberse salvado. Esa mirada dulce, tierna, profunda, penetrante, sabia, cálid...