Todo lo que toca se convierte en muerte

Todo lo que toca se convierte en muerte. Todos los lugares que recorrimos juntos se convirtieron en infiernos. Senderos con inmensas y eternas lenguas de fuego que me abrazaron y me quemaron de adentro hacia afuera. Sitios que solo visitamos en mi imaginación se convierten en lugares prohibidos colmados de angustia y tortura. Va por el mundo sonriendo pero el que mucha luz enseña, mucha oscuridad oculta. Y yo miro del otro lado del camino y me rio. Ese fuego ya no quema. Soy inmune a la sonrisa engañosa. Puedo andar y desandar ese camino sin miedo porque hay lugares a los que uno ya no vuelve. Cuanto aire limpio se respira en el parador del equilibrio gris.

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