El hombre que no dejaba ir

Se acostaba boca arriba a mirar las estrellas y se preguntaba si acaso estarían los dos mirando el mismo cielo. Todavía podía sentir el palpitar de su corazón de aquél día de otoño. Seguía conjurando a la luna llena que le devuelva a su amor. Recuerdos eternos se le aparecían sin cesar. Volvía a estar parado en la puerta del lugar, temblando de miedo y a punto de cometer la locura mas grande de todas. Podía sentir la ternura de sus labios besándose y el calor de sus piernas entrelazadas. Como olvidar esas palabras que tanto dolor dejaron en su alma ? Sentía la intensidad de la mirada clavada en sus ojos. Estaba perdido en ese mar azul profundo y sensual que conquista, confunde y ahoga. Se encontraban frente a frente, tomados de las manos, jugando dos juegos distintos. Más palabras hirientes salían de su boca. "Calla hombre! Dagas afiladas salen de tu boca. Dagas que se clavan en mi corazón." dijo. Caminaban a la par. Tan cerca y a la vez tan lejos. No podría olvidarlo en mil años. Se enfrentaba a la soledad eterna. Destino cruel e inevitable. Habría dado todo y aún así no sería suficiente. Lo buscaría hasta el fin pero solo encontraría un silencio frío, capaz de helarle la sangre hasta la muerte. Como explicarle al mundo lo que sentía si el y solo el lo sabia. O al menos eso creía. Daría la vida por dejarlo ir. Quería olvidarlo todo pero al final lo extrañaba en secreto.

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