Un beso vale mas que mil palabras

El primero fue un beso en la comisura de mis labios, en el patio de un teatro. No me lo esperaba y me dejo atónito. Estuve toda la función esperando el final para poder ir a verte y confirmar que de un beso se trataba.


El mas lindo fue en la mano. Estábamos cenando solos en Pulcinella, por el barrio del Soho londinense. Yo estaba jugando con el borde de mi copa cuando agachaste la cabeza y me besaste la mano. Nunca entendí ese beso.

El mas romántico fue esperando el bus para ir a Crystal Palace. Hacia pocas horas que había bajado del avión y desde que te vi en la puerta del teatro que quería que me beses. Estábamos en la oscuridad de la noche esperando cuando te pasaste un protector labial de cereza, te acercaste a mi y frente a frente nos besamos después de un mes y medio de no haberte visto.

El mas caliente fue en la cama. Volviste a la habitación después de bañarte y te metiste debajo del acolchado. Nos abrazamos, entrelazamos las piernas y nos besamos como nunca.

El ultimo fue en la estación de tren de Crystal Palace, en Londres. Ya me había jugado la ultima y la mas importante de las cartas y todo se venia abajo. Si hubiese sabido que ese era el ultimo beso que te iba a dar, hubiese detenido el tiempo para siempre. 

Finalmente, el mas triste, fue un beso en la mejilla. Después de ese beso nunca mas te volví a ver. Nunca mas nos abrazamos.



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