Un cadaver exquisito

"El moco le chorreaba entre sus pálidas piernas, esa maldita candidiasis le ardía al punto en el que la anterior sífilis solo parecía una leve comezón.

Aunque iba contra sus principios, se dejo invadir por la nostalgia mientras emergian todas aquellas emociones que había reprimido con tanto esfuerzo durante meses.

Entre las sirenas y la oscuridad, no solo sufría de hambre, sino que se asfixiaba por la invasión continua de humo. Ni el calor, ni la esperanza lograban ocultar el miedo.

La imagen era bastante triste pero por algún motivo, no le importaba demasiado, pues la estaba pasando mejor que nunca.

No podía hacer otra cosa mas que tocarlo. Ya estaba ahí, afuera. Lo había sacado sin impunidad. Lo agarre y me sorprendí por su textura.

Pero quisieron ir igual al circo, donde estaban los payasos y la mujer barbuda.

Y entonces fue al ginecólogo, que resulto ser muy rico, se caso y vivieron felices por siempre."

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